martes, abril 24, 2007

LA MUERTE Y SU SUPERACIÓN (IV)

LA MUERTE Y SU SUPERACIÓN (IV)

Las culturas que han mostrado más interés por la muerte son la antigua egipcia y la tibetana; ambas poseían una profunda creencia en la continuación de la consciencia después de la muerte. Por ello desarrollaron rituales detallados para aliviar el tránsito hacia el Más Allá, diseñando cartografías complejas que hacían de guías para este viaje del alma: son los llamados "Libros de los muertos" egipcio y tibetano.
Para cualquier cultura preocupada fundamentalmente por el sentido de la vida, el estudio de la muerte, la única certeza de la vida, es asunto primordial, pues la comprensión de la muerte es la clave para la liberación de esa vida.
Para los tibetanos, el morir debe ser algo plenamente consciente. En la "gran transferencia", lo que por otra parte es excepcional, se transfiere conscientemente el espíritu, y el cuerpo pasa a formar parte de los elementos sin que quede ningún rastro. En lo que se conoce como el "Cuerpo del Arco iris" (también bastante raro), siete días después de la muerte sólo quedan la uñas y el cabello del fallecido (las impurezas). Si no es posible la liberación en la vida, se debe saber la forma de adquirirla nada más morir, por ello se estudia el Libro de los Muertos, llamado Bardo Thödol.
El Bardo Thödol es una guía de los estados intermedios, llamados "bardos", entre la muerte y el renacimiento. Tiene por objeto que el fallecido reconozca dichos estados con los que se ha ido familiarizando a lo largo de sus prácticas, ya que son considerados como oportunidades de liberación.
La primera parte del Bardo Thödol, llamada Chikhai Bardo, es la descripción de la experiencia de disolución en el momento de la muerte, cuando el difunto tiene la visión cegadora de la Luz Primaria de la Realidad Pura. Si en ese momento es capaz de reconocer la luz sin intimidarse por su fuerte intensidad, puede adquirir la liberación. Si por falta de preparación pierde la ocasión, tendrá otra oportunidad seguidamente, cuando la Luz Secundaria aparezca ante él. Si vuelve a desaprovechar la ocasión, sufrirá una serie de complicadas experiencias durante los siguientes "bardos", cuando su consciencia se vaya progresivamente alejando de la verdad liberadora, al acercarse a otro renacimiento. En el Chönyid Bardo, o "Bardo de la Experiencia de la Realidad", los difuntos se encuentran con las Deidades Pacíficas (envueltas en luces de colores brillantes), las Deidades Coléricas, las Deidades Cancerberas, las Deidades que poseen el conocimiento y los Yoginis de los cuatro puntos cardinales. Junto a la potente visión de los dioses, el difunto percibe luces tenues de colores, que indican lokas individuales o lugares donde pueda volver a nacer: el mundo de los dioses (devaloka), el mundo de los titanes (asuraloka), el mundo de los humanos (manakaloka), el mundo de las brutales criaturas infrahumanas (triyakaloka), el mundo de los fantasmas hambrientos (pretaloka) y el infierno (narakaloka). La atracción hacia esas luces facilita el renacimiento, perdiéndose nuevamente la liberación.
El tercer bardo es el Sidpa Bardo o "Bardo de la Búsqueda del Renacimiento". En él, el difunto experimenta su cuerpo "bardo", no compuesto de materia, y sí dotado del poder del libre movimiento y de traspaso de objetos sólidos. En este "bardo" se produce el juicio, por parte del Dharma Raja, rey y juez de los muertos, de las buenas y malas acciones del difunto (ley del karma). Seis senderos kármicos envían hacia diferentes mundos al fallecido, de acuerdo con sus merecimientos. Es, pues, esencial que en el Sidpa Bardo el difunto se dé cuenta que todos estos seres y acontecimientos no son sino el reflejo de su mente, ya que éstos no tienen existencia propia. Si se desaprovecha esta oportunidad el renacimiento es inevitable. En este caso el Bardo Thödol sólo puede ofrecer técnicas para cerrar las puertas de lugares no deseados, ayudando a elegir el renacimiento considerado menos desfavorable.
La sabiduría popular, y con ella sus más conocidos representantes, nos ofrecen algunas citas interesantes acerca de la muerte.
Según Anaxágoras: "Nada nace ni nada perece. La vida es una agregación y la muerte una separación".
Para Annie Besant: "No existe la muerte, sólo cambian las condiciones de vida".
Henry Fielding nos dice: "Con frecuencia se ha dico que lo terrible no es la muerte, sino el morir".
"La muerte destruye al hombre: la idea de la muerte lo salva". Son palabras de E.M. Forster.
También el Mahatma Gandhi nos comenta: "El nacimiento y la muerte no son dos estados distintos, sino dos aspectos del mismo estado".
Hemingway la relaciona con el tiempo: "Lo único que nos separa de la muerte es el tiempo". Y según Victor Hugo: "Lo malo de la inmortalidad es que hay que morir para alcanzarla".
El sabio Lao-Tsé hace estos comentarios.
"Diferentes en la vida, los hombres son semejantes en la muerte".
"El que vence a los otros, es fuerte. El que se vence a sí mismo es poderoso. Pero aquel que sabe que no perecerá al morir, aquel es eterno".
"Vivir es llegar y morir es volver".
Y finalmente, Rabindranath Tagore: "La muerte, como el nacimiento, es propia de la vida. Andar es tanto levantar el pie como bajarlo al suelo".

sábado, abril 21, 2007

LA MUERTE Y SU SUPERACIÓN (III)

LA MUERTE Y SU SUPERACIÓN (III)

La fase de "muerte y renacimiento" es el fin y la resolución de la "lucha de muerte-renacimiento". El sufrimiento y la agonía terminan en una especie de aniquilación total, tanto física como emocional, intelectual, moral y transcendental. Es lo que se denomina "la muerte del ego", y equivale a la destrucción instantánea de todas las referencias anteriores del individuo. Y a la aniquilación le siguen imágenes de la luz blanca o dorada brillante, con una sensación de descompresión y liberación. Los individuos hablan de redención, salvación, moksha o samadhi. Aparecen gran cantidad de imágenes de apertura gloriosa de los cielos, destrucción del infierno, etc. Para el chamán a la aniquilación y desmembramiento le siguen la ascensión a los terrenos celestiales con un cuerpo nuevo. En las mitologías de muerte-renacimiento es la resurrección del dios sacrificado.
En fin y como resumen, todas estas experiencias psicodélicas descritas son comparables a las etapas del proceso de nacimiento. En la situación normal, sin estímulos nocivos, al nacimiento, la relación entre feto y madre se acerca a lo ideal, hay un sentimento maravilloso de protección y seguridad con todas las necesidades cubiertas. Equivale a la experiencia mística de la unidad cósmica, caracterizada por sentimientos de estar fuera del espacio y el tiempo, visiones de transcendencia cósmica, felicidad sublime, etc. Las visiones típicas de esta experiencia de la unidad cósmica representan ciudades celestiales, paraísos, seres divinos radiantes, etc. También aparecen escenas acuáticas y oceánicas o galácticas. Como en los casos anteriores estas imágenes provienen del inconsciente colectivo.
También existen otras categorías de experiencias psicodélicas calificadas de transpersonales, en las que el individuo se identifica con personas, animales y otros seres. Algunas de estas experiencias pueden interpretarse como una regresión en el tiempo, hacia el propio pasado espiritual y biológico. En este sentido, muchos pacientes relatan experiencias a nivel de consciencia celular cuando no eran más que óvulo en el momento de la concepción. Si la regresión retrocede aún más, el individuo tiene la impresión de revivir acontecimientos que se remontarían a sus antepasados, y hasta el mismo inconsciente colectivo. (Esto a veces se ha identificado con encarnaciones anteriores). Y ahondando más, algunos creen conectar con la conciencia de toda la creación, o del mismo universo.
El traspaso de los límites del espacio y no del tiempo lleva a la consciencia de las diversas partes del cuerpo como los órganos, tejidos e incluso células.
La experiencia psicodélica está impregnada, también de muchas visones arquetípicas como dioses y demonios o el entendimiento intuitivo de los símbolos universales. A veces se identifica o sincroniza con la mente universal que en el final se asemeja al vacío primordial de la existencia germinal.
La Ciencia ha llegado a la conclusión de que las experiencias del cielo y el infierno son frecuentes en el enfrentamiento del paciente con la muerte biológica, lo que sugiere, como dijimos al principio del capítulo, la modificación de nuestra actitud ante la mitología escatológica.
En la mayoría de las culturas aparte de las imágenes del cielo y el infierno, adquiere mucha importancia lo que se denomina el viaje póstumo del alma. Y es que no se accede al destino final con facilidad, pues primero han de superarse una serie de aventuras, pruebas o juicios. Las fases de este viaje póstumo también pueden representarse como secuencia de estados mentales.
Para hiduistas, budistas y jainistas el viaje se configura dentro de unos esquemas cosmológicos y ontológicos que contienen ciclos de renacimiento (reencarnaciones individuales y la ley del karma).

viernes, abril 13, 2007

LA MUERTE Y SU SUPERACIÓN (II)

LA MUERTE Y SU SUPERACIÓN (II)

Es curioso observar que el simbolismo escatológico parece proceder de un ámbito cultural completamente desconocido para el sujeto o ajeno a su pasado, lo que sostiene la idea de Jung acerca del inconsciente colectivo.
La psiquiatría experimental de los años cincuenta y sesenta realizó importantes descubrimientos en el campo de la investigación psicodélica, posible gracias al descubrimiento de las propiedades psicoactivas de la dietilamida del ácido lisérgico LSD-25 realizada por el químico suizo Albert Hofmann en 1943. Sabido es que ciertas drogas pueden producir en el sujeto normal estados mísiticos y religiosos muy profundos, entre los que se hallan las visiones escatológicas. Los alucinógenos, con su estado amplificador y catalizador sobre la muerte, producen las citadas experiencias que demuestran que los elementos necesarios para estas sensaciones existen en el inconsciente como constituyentes normales de la personalidad.
De la experimentación con las sustancias alucinógenas se deduce que el inconsciente humano activado químicamente, tiende a representar espontáneamente una fuerte confrontación con la muerte que puede desembocar en la transcendencia.
Este destructivo encuentro tiene consecuencias importantes. La primera es una crisis existencial profunda que hace cuestionarse al individuo seriamente el significado de su vida y la reevaluación de su propio sistema de valores. La segunda es la apertura de las áreas espirituales del inconsciente, intrínsecas de la estructura de la personalidad e independientes de raza, cultura o religión, es decir, pertenecientes al inconsciente colectivo jungiano (arquetipos).
Otro aspecto importante de la experiencia psicodélica es la lucha por renacer, en la que muchos individuos reviven el mismo trauma de su nacimiento.
De la amalgama de muerte, nacimiento y alumbramiento resulta una sensación de destrucción de la personalidad antigua y de surgimiento de un nuevo ser, proceso extrañamente relacionado con los ancestrales acontecimientos de la iniciación chamánica, los ritos de paso, o los misterios de los templos y las religiones de muchas culturas prealfabetizadas.
Es interesante describir el proceso psicodélico de muerte-renacimiento, reflejado en varias formas asimiladas a etapas del nacimiento biológico.
El primer tipo de experiencia psicodélica se denomina "inmersión cósmica". Los pacientes suelen relacionar esta fase con el comienzo del parto biológico, al romperse el equilibrio original de la existencia intrauterina por causa de señales químicas y por las contracciones del útero. Esta experiencia comienza con un sentimiento abrumador de ansiedad y amenaza para la misma vida. Al no poderse identificar con claridad la fuente del peligro, el individuo tiende a interpretar el entorno en términos paranoicos. La intensificación de la ansiedad produce la sensación de una absorción por una espiral gigante. (Una variante simbólica consiste en la sensación de ser tragado por un monstruo terrorífico tal como un dragón, una ballena, etc.; o un descenso al mundo de los muertos). Las visiones escatológicas paralelas son: las fauces de los dioses de la muerte, las bocas del infierno, el descenso de los héroes al mundo de los muertos, la expulsión del Edén o la Caída de los Ángeles.
La segunda fase de la experimentación psicodélica se denomina "experiencia sin salida", y es relacionada con la primera estapa del nacimiento cuando las contracciones empujan al feto, y aún el cuello del útero está cerrado. El mundo es oscuro y amenazador; la sensación es de pesadilla claustrofóbica, sufriéndose torturas mentales y físicas agudas. Parece que la agonía no tenga fin. La existencia humana, vacía de significado, es absurda, monstruosa. El protagonismo de la víctima, y la apariencia de situación ineludible y eterna, no alimenta esperanza alguna, ni en el espacio ni en el tiempo. La experiencia para muchos individuos es el prototipo psicológico del concepto de infierno.
La tercera fase o etapa es la de la lucha de la muerte-renacimiento. Suele relacionarse con la segunda etapa del parto en la que las contracciones del útero continúan, pero el cuello del útero se abre. La propulsión a través del conducto de expulsión del feto conlleva presiones mecánicas aplastantes, la lucha por sobrevivir y, frecuentemente, un cierto grado de asfixia, así como sangre, mucosidades, líquido fetal, etc. La experiencia en esta etapa es compleja y posee variados elementos: atmósfera de lucha titánica, secuencias sadomasoquistas, formas desviadas de despertar sexual, compromiso escatológico y la acción del fuego purificador (pirocatarsis).
En esta etapa se tiene la sensación de que no se está desamparado y que la situación no es desesperada, porque el sufrimiento tiene un objetivo determinado. Las emociones sentidas son una mezcla de agonía y éxtasis. Las imágenes que aparecen semejan batallas entre las fuerzas del bien y del mal (Juicio Divino, tentaciones de los santos, el Purgatorio, etc.). Esta extraña mezcla de religiosidad, muerte, ansiedad, sexo, agresión, etc. explican la visión de imágenes que se relacionan con los rituales de la Noche de Walpurgis y las orgías satánicas, o bien, la brutalidad de la Inquisición.

lunes, abril 09, 2007

LA MUERTE Y SU SUPERACIÓN I (de la obra "El parto de Dios")

LA MUERTE Y SU SUPERACIÓN (I)

Muchos de los antiguos sistemas de conocimiento, calificados anteriormente de curiosidades desfasadas, son de trascendencia en la confirmación de las diversas experiencias que van realizándose en la moderna medicina. El antiguo conocimiento de la muerte, las mitologías escatológicas, ciertas prácticas chamánicas y los llamados "libros de los muertos" apuntan en este sentido.
En la experiencia esencial de la iniciación chamánica, a los encuentros psicológicos con la muerte, confundidos casi con la aniquilación biológica, les sigue un sentimiento de renacimiento. Esta muerte simbólica aporta, además de una profunda concienciación de la temporalidad de la existencia, una apertura espiritual indicadora de la extraordinaria naturaleza de la conciencia.
Como verdaderos manuales para la meditación o la iniciación, habría que considerar a los citados "libros de los muertos" tales como el egipcio Pert em hru, el tibetano Bardo Thödol, o el europeo medieval Ars Moriendi (Arte de Morir), ya que permiten experimentar en vida los estados mentales asociados con la muerte.
El primer estudio importante de las experiencias al borde de la muerte fue realizado, curiosamente, por el geólogo del siglo XIX Albert Heim, después de haber sufrido una caída mortal en los Alpes que le provocó una experiencia mística.
Su investigación le llevó a concluir que las experiencias subjetivas al borde de la muerte eran, para un 95% de los casos, muy semejantes entre sí. Las características eran: la actividad mental se intendifica y acelera, la percepción de los acontecimientos y la previsión de lo que va a suceder se ve con claridad espectacular, el tiempo se dilata, se actúa con gran rapidez y se examina la realidad con gran exactitud; a continuación aparece un examen rápido de la vida, culminado con una sensación de paz transcendental, en la que aparecen imágenes de gran belleza y se oyen melodía tildadas de celestiales.
Russel Noyes, catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Iowa, en 1971 realizó un estudio sobre gran cantidad de informes de personas que habían pasado por este trance del borde de la muerte. Las coincidencias encontradas le permitieron observar tres etapas sucesivas. En la primera, a la que denominó de resistencia, se detectaba el peligro, aparecía el miedo a la muerte, se luchaba por salvar la vida, y finalmente se aceptaba la muerte. La siguiente etapa consistía en el análisis de la vida, reviviendo recuerdos importantes o experimentando la repetición condensada y panorámica del transcurso de la vida. La última etapa era la de los estados de conciencia místicos, religiosos o de índole cósmica.
En 1975, el médico y psicólogo Raymond A. Moody con su obra "Life after life" puso de mucha actualidad el tema.
Las conclusiones del estudio las resumimos a continuación. Un rasgo común era que los citados acontecimientos subjetivos eran inenarrables, pues el lenguaje aparecía insuficiente para describirlos. (Algo en común con los estados místicos). Otra característica era la sensación de abandono del cuerpo (se observaban a sí mismo, desde arriba o a distancia, oyendo a los médicos, enfermeras o familiares), autosemejándose algunos sujetos que las experimentaban a nubes amorfas, modelos de energía o pura consciencia, mientras que otros, a cuerpos permeables, invisibles e inaudibles para las demás personas. Algunas veces aparecía el miedo, la confusión, o las ganas de regresar al cuerpo material o físico. Otras veces se experimentaban sensaciones de inexistencia del tiempo y de la masa. En muchos casos se relata el paso a través de lugares oscuros y cerrados, un túnel, una cueva, una chimenea, etc. También, era frecuente el encuentro con otros seres: familiares, amigos muertos, guías de espíritus, etc. En particular, es muy común la visión del llamado "Ser de la luz", como fuente de resplandor sobrenatural que mostraba cualidades tales como el amor, la compasión, la cordialidad, etc. El citado encuentro conlleva una experiencia de análisis y valoración de la vida.
El paralelismo entre los estudios de Moody y las descripciones de los estados "bardos" del Libro de los Muertos tibetano son evidentes. Pero este paralelismo con la literatura escatológica no es única, existe también entre los estados espontáneos de pacientes esquizofrénicos, así como en las sesiones psicodélicas de confrontación con la muerte, en el contexto del proceso de muerte-renacimiento.