viernes, marzo 02, 2007

LA AVENTURA DEL ESPÍRITU I (De la obra "El parto de Dios")

LA AVENTURA DEL ESPÍRITU (I)

Zaratustra (el Zoroastro griego), fue el gran reformador de la religión naturalista del antiguo Irán.

El mérito de Zaratustra fue proclamar la existencia de un Dios único, transformando la religión nacional de Irán en religión de tipo universal, al cual despojó de toda huella de naturalismo original, colocándolo en un plano netamente espiritual. El Dios único Ahura Mazda (Ormazd u Ormuz) fue adorado como creador único de todas las cosas, tanto las buenas como las malas, del espíritu bueno y del espíritu maligno. El buen espíritu se llamaba spenta mainyu; el malo, angra mainyu, que por contracción se transformó en Arimán.
Zaratustra no vaciló en colocar a su Dios, Ahura Mazda, del lado del bien, declarando la guerra al mal. Zaratustra afirma el valor de la vida, invitando a todos los hombres a luchar al lado de Ahura Mazda para que la vida se haga cada vez mejor, y para que al final de los tiempos, el poder de Dios destruya los últimos vestigios del mal, asegurando, así, definitivamente a los fieles la dicha eterna.
Ahura Mazda es el Espíritu puro, el Padre Universal, que existe antes del nacimiento del mundo, y de Él emana el mundo, guiado por Él mismo, gracias a la intersección del Espíritu Santo -spenta mainyu- quien perpetuamente desea el bien. Pero, sin cesar ese buen espíritu se ve contrarrestado por la acción de su antagonista, hermano gemelo, el Espíritu malo, angra mainyu (Arimán). Desde el principio del mundo, el espíritu maligno es proscrito por el bueno, y encerrado en el Infierno, dedicándose continuamente a acechar a los hombres para desviarlos de las buenas acciones deseadas por el Espíritu Santo y el Supremo Señor Ahura Mazda.
Para la secta zoroástrica de los zervanistas, el Dios eterno no sólo es omnisciente (conoce todas las cosas reales y posibles), sino que posee la potencia infinita el Tiempo sin límites llamado Zervan-Akarana. De él proviene todo y vuelve a entrar en él en su momento. A Ahura Mazda, Dios de la Luz y de la Virtud, manifestación de Zervan en el mundo, se le opone el principio opuesto del Mal, Arimán. Zaratustra colocó a casi todos los antiguos dioses de la religión naturalista primitiva de los arios, llamados daevas, como demonios, bajo las órdenes de Arimán, y entre ellos, significativamente a Indra, dios de la guerra. Por contra, los arios idianizados conservaron esos dioses, llamándolos devas, a la vez que hacían demonios a los ahuras o señores de los iranios.
No obstante, Zaratustra, conservó a Atar (debido a su fuerte arraigo en el espíritu de la nación), dios del fuego, como un buen espíritu sometido a Ahura Mazda y, en cierto modo, como su símbolo viviente. En el libro sagrado del Avesta, también figura como buen genio Mithra, dios de la luz, de la armonía y de la felicidad de los contratos. Por encima de los veintiocho yazatas o buenos genios que figuran en el citado Avesta se encuentran seis personajes, amesha spenta, los santos inmortales, y también dos ángeles. Los seis personajes representan los atributos esenciales del Dios Supremo y único: el Buen Pensamiento, la Soberanía Absoluta, el Orden Excelente, la Benéfica Piedad, la Perfección y la Inmortalidad. Los dos ángeles son: el genio de la Obediencia, y el Defensor de los animales.
El ángel defensor de los animales, es la afirmación de los valores de la vida, que se extiende hasta los mismos hermanos inferiores.
La moral de Zaratustra está basada en la pureza y sinceridad, la santidad, el horror a la mentira, la oración, la caridad y la benevolencia. Son pecados: la impureza, el robo, la hipocresía, el orgullo, la envidia, las injurias, las querellas, la malidicencia y la calumnia.
Las virtudes del hombre se resumen en un estado llamado Asha, que significa algo así como: la verdad, el orden y la virtud.
Según el Avesta, tres días después de la muerte del hombre, el Gran Clasificador pesa en una balanza (simbólica) las buenas y las malas acciones. Si pesan más las buenas el alma sube a las regiones celestiales de Ahura Mazda, donde se reúne con su propio principio espiritual y trascendente eterno. Si pesan más las malas acciones el alma es precipitada al abismo donde sufrirá los tormentos del infierno.
Sin embargo, ni paraíso ni infierno son eternos en la doctrina de Zoroastro, pues, al final de los tiempos habrá una conflagración universal, los cuerpos resucitarán y se unirán a sus almas. Un torrente de fuego purificará las almas de los condenados, con lo que el universo entero quedará purificado y renovado por el fuego.
Aparte de la efímera tentativa del faraón Akhenatón en Egipto, le cabe a Zaratustra con Moisés el honor de ser los precursores de las dos grandes ramas monoteístas que aún viven en el mundo. De Moisés arrancan las tres grandes religiones monoteístas actuales: cristianismo, islamismo y judaísmo. Al monoteismo de Irán descendiente de Zaratustra solamente le queda en la actualidad la comunidad parsis de Bombay, no obstante no deja de ser notable la vitalidad de su idea monoteísta. Los continuadores de Zaratustra acabaron unificando a Ahura Mazda y el espíritu bueno surgido de él, así que éste quedó enfrentado en adelante solo frente a angra mainyu, Ormuz frente a Arimán; así nació la religión dualista.
La influencia de Zaratustra fue enorme en otros cultos como el mitraismo, el gnosticismo y el maniqueísmo.