miércoles, junio 06, 2007

LA CREACIÓN DE LOS ENTES (I)

LA CREACIÓN DE LOS ENTES (I)


La aparición del ente en el universo, corresponda ese instante a cualquier época, se produce de igual modo en todos los casos: a partir de una "partícula" de la Nada. El ente tiene que "empezar" su "autocreación" desde el mínimo que representa, primero aquella "mirada" hacia afuera explicada anteriormente (en "El problema de la Nada"), y segundo el sentimiento de "su ser". Esos inicios son los mismos para todos los entes, con independencia de la estructura material que los sustente. La posterior diferenciación depende de varios factores. En primer lugar, evidentemente, la citada complejidad de la estructura material de su corporeidad, cuyo efecto se refleja en un desarrollo más o menos acelerado de la "esencia" de dicho ente. En segundo lugar, la "voluntad" del propio ente que marcará el resto, haciendo bueno aquel adagio que dice que cada uno es lo quiere ser.
Mas, analicemos mejor lo que estamos diciendo. Una cosa es el desarrollo en cuanto a "complejidad" (estructura material) del ente, y otro la sustancia o esencia del mismo, mucho más marcada por su "voluntad".
Si el ente nace de una partícula de la Nada, la complejidad de su estructura corpórea no va a ser "decisiva" en cuanto a su esencia. Quizás, primero deberíamos indicar lo que entendemos significa la esencia de la que hablamos.
La muerte de una criatura es a nuestros ojos una vuelta a la nada de la que partió, y aquí no vale la complejidad de su estructura, pues su descomposición final es una evidencia. Sin embargo, en nuestra opinión, esto no es lo que acontece. A la muerte de cada criatura sigue quedando un "rescoldo" o "resto" de la misma: es lo que llamamos su esencia, que tiene que ver con otra realidad distinta de la que perciben nuestros ojos.
Toda criatura nace con una estructura corporal más o menos compleja, estructura que puede ser muy diferente en unos u otros casos, tanto como varios órdenes de magnitud si cuantificamos esta complejidad. Sin embargo, al final, a la muerte, el destino de todas esas estructuras es el mismo: su descomposición o aniquilación. Si la esencia del ente tuviera que ver con su estructura, la ausencia de la última tras la muerte de la criatura equivaldría a la "ausencia" de la esencia: el mismo ente sería la Nada.
Nuestra creencia es que el paso por el universo de los entes para nada equivale a la intrascendencia apuntada. Por el contrario, a nuestro juicio, el paso de las criaturas por el universo es totalmente trascendental, tanto que se "auto" dan su propia esencia, de carácter imperecedero, consecuencia de la otra "dimensión" (no física) en que vive.
Si la complejidad estructural "corporal" no hace crecer, "per se", a esta sustancia o esencia, ¿qué permite su desarrollo? A esto hay que contestar que es la "voluntad", el ejercicio de la "libertad" propia del ente, la que hace incrementar o desarrollar esa esencia.
Aún así, hay que aclarar una cuestión. Y es que, sí es importante la complejidad estructural del organismo, ahora bien, esto tiene sus matices. La complejidad estructural da mayor "potencialidad" al proceso de desarrollo del ente, pero sólo potencialidad. Mas esa potencialidad tiene un "coste". Ese "coste" es el "trabajo" que tiene que realizar el ente "contra sí mismo" para "lograr" ese nivel esencial que le "permite" su complejidad estructural. No obstante ese nivel esencial no es en modo alguno fijo, pues puede "expandirse" grandemente, aunque no de un modo indefinido.