martes, octubre 23, 2007

TEILHARD Y LA MÍSTICA (I)

TEILHARD Y LA MÍSTICA (I)


A mi entender hay un profundo paralelismo entre las tesis adoptadas en mi ensayo "El parto de Dios" y la obra del eminente filósofo Teilhard de Chardin. El lenguaje y conceptos utilizados en el desarrollo de la teoría de Teilhard son distintos a los usados en mi ensayo, sin embargo, es fácil apreciar sus evidentes similitudes.
Veamos a continuación los aspectos que, prácticamente, comparto con el mismo Teilhard.
La Ciencia debe convertir a la realidad, en su dualidad espíritu-materia, en su objeto, integrando en una unidad tanto el objeto como el sujeto. La materia espiritualizada, sublimada, humanizada, es el núcleo de las cosas, conformadora de la Totalidad, es la materia integral.
Le evolución es el desdoblamiento de esta materia integrada, su paulatina y creciente espiritualización y sublimación hasta la confluencia en la punta de flecha de la Evolución: el Hombre.
La potencia reflexiva que adorna al hombre es un estado superior que la Evolución ha alcanzado. Y es que el hombre no sólo da sentido a lo demás humanizándolo, sino que puede autocontemplarse, descubriendo el mundo de la conciencia consciente.
Un principio esencial del ser es que aspira a continuar siendo, a "permanecer" en el ser. Pero, también aspira a "seguir siendo", y sobretodo, seguir siendo... más, o sea más de lo que ahora es. Solo un ser perfeccionante, evolucionante, puede satisfacer esa necesidad interna de ser continuamente más. Esa aspiración a ser cada vez más, es un ansia de querer enriquecer continuamente su ontología u onticidad.
Para Teilhard, el mundo lleva el sello del Espíritu, disimulado entre los fenómenos físicos. Por eso el ser humano siente una especie de ligazón que le ata al Universo. El hombre, pues, es una realidad vinculada al Universo.
En el ente del hombre confluyen el ser con su absolutización (el hombre no " casi es", sino que "es" ser -ser pleno) e intemporalidad, y el tiempo que es consustancial al Universo. Es decir: lo absoluto que es el ser y lo absoluto que es el tiempo. Ambos parecen unificados en él.