martes, enero 08, 2008

ONTOLOGÍA DEL SER (I)

ONTOLOGÍA DEL SER (I)


El "mundo de cualidades" citado en escritos anteriores, particularizado en las esencias de los seres vivos, en virtud de la Evolución, que encierra en sí misma el azar y la necesidad, no está preconcebido de antemano; es un mundo abierto hacia el futuro, marcado singularmente por la casualidad. Como consecuencia, las "tendencias o instintos" que aparecen en las criaturas del universo no están "escritos" con anterioridad en dicho universo por una supuesta Criatura Superior, puesto que dependen de lo que "ocurra" (azar) a lo largo de la Evolución; es decir, de las criaturas que van apareciendo, con lo que éstas son las verdaderas creadoras del mismo universo, de esa supuesta Criatura Superior... ¡De alguna forma, son "responsables de su propio destino"!
La consecuencia de un "logro" en el campo de las esencias debería conducir no sólo a la sensación agradable (sentimiento positivo) en la criatura o criaturas en las que se produce, sino que, también, ello debería originar una "perturbación" en el universo. Pero, ¿en qué consistiría esa perturbación? Consistiría en una "impronta instintiva" creada en el mundo de cualidades" que, como siempre, necesitaría del receptor adecuado para transformarse en un estímulo o tendencia instintiva en dicho receptor. Esta "impronta" es "captada" por cada receptor de forma diferente, según su "complejidad organizativa sustancial". Algunas estructuras "reaccionarán (sentirán) ante esta "impronta", otras no. (Algo normal dentro de ese "mundo de cualidades" y estímulos). Es necesaria una cierta "afinidad" entre las "estructuras" o las "esencias" del receptor y la/las que han producido dicha "impronta".
Y estas "improntas instintivas" están o existen en el universo siempre, si es que alguna vez a lo largo del tiempo fueron creadas (o se crearán).