lunes, febrero 04, 2008

Nuevamente el vacío: ¡La alfombra mágica! (y II)

Nuevamente el vacío: ¡La alfombra mágica! (y II)

Los astrónomos Bernard Carr y Martin Rees descubrieron que la existencia de estructuras complejas depende muy sensiblemente de las constantes fundamentales que determinan la escala de los fenómenos físicos.
Según el astrofísico Brandon Carter una variación de una parte en 10 elevado a 40 entre la gravedad y el electromagnetismo en el interior de las estrellas desencadenaría una catástrofe en las mismas.
Otro ejemplo, un pequeño incremento en la intensidad de la fuerza nuclear fuerte hubiera causado que todos los núcleos del hidrógeno en el universo se hubieran consumido en el Big Bang.
El indudable atractivo del modelo del universo inflacionario parece desacreditar otras posibilidades, que a veces asombran por su extrema sencillez. El problema principal solventado por la inflación se refiere al de la curvatura plana que se presenta en el universo, que equivale a igualar la intensidad energética del universo y la densidad crítica. Pues, este problema dejaría de ser tal si se apunta la posiblidad ya propuesta por Newton de un universo infinito, en el que, por tanto, no existiría centro ni punto privilegiado; la atracción sobre cada masa situada dentro de dicho universo provendría de todas partes con lo que se anularía sus efectos (curvatura plana). En un sistema en el que no pudiera definirse origen de coordenadas (cual ese espacio infinito), la misma ecuación cosmológica einsteniana no podría definirse, es decir, no podría aplicarse la ecuación de Einstein, puesto que ésta solo está definida cuando sí puede establecerse dicho origen de coordenadas; tal es el caso de un astro, galaxia, etc. La relatividad general podría aplicarse, entonces, a cualquier conjunto parcial del universo, pero no con carácter cosmológico.
Si el universo global estuviese constituido por nuestro universo conocido (supuesto infinito) y otro opuesto, para el que a la explosión (o expansión) en el primero correspondiera una implosión, dicho conjunto daría explicación de cuanto acontece, lo mismo que la combinación de la inflación con el Big Bang clásico. En este modelo, la expansión de nuestro universo finalizará cuando la implosión en el otro provoque la máxima densidad energética, transformándose la implosión en explosión por un efecto de "rebote". En ese momento nuestro universo empezará la fase de implosión, produciéndose el mismo proceso que en el otro universo. De esta forma, los ciclos de explosiones e implosiones (Big Bang y Big Crunch) permanecerían por siempre.
Las condiciones precisas originales del universo a su creación, según las corrientes científicas más difundidas, estarían basadas en las propiedades específicas del vacío, que nunca podría identificarse con la nada clásica. En el modelo propuesto, el universo, sí parte de la nada, y su subsiguiente transformación en los contrarios y el tiempo. A nuestro universo le correspondería ese vacío tan especial, compensado por el otro vacío, también especial, del universo opuesto. Esas condiciones del vacío que postulan las teorías de la gran unificación con sus campos de Higgs, harían posible la aparición de todas las partículas y fuerzas previstas en el modelo estándar de la gran explosión.
La Criatura Suprema sí tiene una intervención decisiva en cuanto a la edificación de las leyes físicas que poseen en su seno la posibilidad de la existencia de ese vacío tan especial, que encierra en sí mismo potencialmente todo el abanico del despliegue de la materia, las galaxias y la misma vida, una maravilla de precisión y posibilidades al que hemos llamado "la alfombra mágica".