domingo, junio 15, 2008

PENSAMIENTO POSITIVO Y SÚPER YO (y III)

PENSAMIENTO POSITIVO Y SÚPER YO (y III)


Pero es que el proceso de creación del súper yo es curioso. Se llegan a crear "figuras", "personajes" que toman su vida a partir de nuestro psiquismo. Esoy diciendo que nuestro cerebro crea unos personajes (¿fantasmas?) que "realmente poseen vida", vida alimentada (inyectada) continuamente por nuestra propia mente. Y esos personajes (ideas complejas y con "unicidad virtual") "viven" en nuestra mente, puesto que fuera de ella son inexistentes. Ahora bien, "personajes" muy parecidos pueden existir, a la vez, en muchas mentes (¿algo parecido al inconsciente colectivo?), con lo que existiría una especie de "objetividad virtual", que nos llevaría al espejismo de su verdadera realidad. Precisamente lo anterior constituye, a mi entender, la génesis de la religión. Y como "personajes", son "sujetos" de un comportamiento, comportamiento "creado", como el mismo personaje, por nuestras mentes. Evidentemente todo el proceso, no hay que decirlo, es totalmente inconsciente, fuera de nuestro "control consciente", que nos óbice para que el "comportamiento del personaje" sea sumamente inteligente (emparejada esta inteligencia con la "inteligencia del inconsciente", ya citada con anterioridad en el ensayo del autor "Superego").
Y es que el resultado es la creación, a nuestros ojos, con caracteres de verosimilitud, de verdadera realidad (¿virtual?), de hasta dioses y el mismo Dios Supremo. Es, pues, de tal importancia el tema que nos ocupa, que se me antoja el problema fundamental de la Humanidad en el momento presente.
Pensemos por un momento que si esto es tal como acabo de esbozar, la propia sociedad es muy vulnerable, si existen fuerzas capaces y por supuesto interesadas en el "manejo" de las mentes de los hombres... Por desgracia nuestros temores son muy fundados, y la Historia nos enseña repetidamente tales intentos de manipulación. Simplemente decir que el Poder, sea éste de cualquier tipo, ha tenido siempre muy clara esta capacidad de manipulación o influencia, de ahí tantas técnicas construidas y mantenidas desde los diversos ámbitos políticos. Y como ejemplo evidente, el de la conexión entre los poderes políticos y religiosos (no hay nada más eficaz para controlar a los hombres que el control de sus mentes, puesto que no hay "policía" -control externo- que pueda imponer el control y orden que proporciona nuestra propia mente, en multitud de casos transformada en la llamada "conciencia del individuo").