viernes, octubre 10, 2008

AMOR Y CREACIÓN (y III)

AMOR Y CREACIÓN (y III)


La afirmación de ser Dios, siempre hay que referirla al llamado "Cuerpo Místico" (concepto que gusta usar a este autor, pero que puede asimilarse en verdad a la "Unidad múltiple", todo un misterio que supera nuestra misma inteligencia y que es patrimonio del Ser Supremo), así que no es que nos "identifiquemos" con Dios, sino que formamos parte de Él -su Cuerpo Místico-; si queremos, mejor, es una "identificación" referida a la "Unidad múltiple".
El enfoque anterior nos da unas perspectivas muy amplias, ayudándonos a resolver cuestiones fundamentales que en muchísimas ocasiones han inducido a error (aún a quien escribe), por ejemplo, en lo concerniente a la separación entre animales y otros seres "inferiores" con el hombre en lo que supone el grado de "dignidad suficiente" para la aparición de la Moral, y el acceso al mismo Paraíso. Gracias al citado enfoque quedan obviados los tabúes tan manidos de la imposibilidad del alcance celestial de tales seres "inferiores". La realidad es que tanto seres humanos, como los demás seres participan de o en dicho "Cuerpo Místico".
El error de muchas religiones (entre ellas las hinduistas) ha sido considerar que mientras el Ser no se deifique (identificación con Dios) no puede unirse a Él, de ahí el Samsara y la cadena de reencarnaciones (hasta que en una de ellas -en un tiempo, tal vez prácticamente infinito- pueda alcanzarse la Iluminación).
La clave está en los diferentes "lugares" del "Cuerpo Místico" en que queden "incluídos" cada uno de dichos seres, mucho más "relacionados" con el polo de la emoción-sensación que el de la información-representación. (Todo Ser es un aglomerado de sensación y representación).
Habría que recordar, en honor a situar cada cuestión en su punto justo, que algunos seres (por ejemplo, las mascotas), tiene un "encuadre" en el Cuerpo Místico muy "mediatizado" por los propios seres humanos con los que están íntimamente relacionados -es a través o por intermedio de los mismos que se "engarzan" con la divinidad.